Al hablar de tradición,
al mentar nuestra raíz,
el caballo del país,
el pingo de mi Nación,
es de obligada mención
en cualquier parte y lugar,
porque sabrá sin dudar,
ya que lo habrá comprobado,
aquel que lo haya montado,
“lo que es subir a un altar”.
Raza criolla y tradición:
como el lazo y la presilla,
como el mate y la bombilla,
van juntos por condición;
de natural relación,
dos elementos hermanos,
desde los tiempos lejanos
la raza criolla perdura
y es de esta tierra cultura
para todos mis paisanos.
Hijo de esos animales
que allá por el mil quinientos
entre la pampa y sus vientos
se propagaron vitales;
berberiscos y orientales
desde Europa nos llegaron
y a este suelo se adaptaron,
al rigor de nuestro ambiente,
y su sello lentamente
como raza conformaron.
Setenta reproductores
trajo Pedro de Mendoza
y la pampa generosa,
tan fecunda de favores,
multiplicó cimarrones
por todo el campo, ya ve,
y fue Emilio Solanet,
hace 100 años, le cuento,
quien le puso el ojo atento
a nuestra raza con fe.
Su ojo y la selección
natural de nuestro suelo
labraron como modelo
al pingo de mi Nación:
destacado en su función,
de gran valor y guapeza,
de largo aliento y nobleza,
ingenio y docilidad,
sufrida rusticidad,
¡un caballo de una pieza!
Lindas épocas doradas
de valientes precursores;
cuentan los historiadores
que en el sur las caballadas
de las tehuelches manadas
fueron vasto manantial
por su pureza racial
y selección afanosa,
nombro a Ajena y Revoltosa
y los primeros Cardal.
Y si nombro a los cardales
todo el pecho se me enancha
por nombrar a Gato y Mancha,
esos criollos leales,
son caballos inmortales
por esa hazaña sin par
y son ellos sin dudar
nuestro orgullo superior,
por su temple y su valor
no los hemos de olvidar.
El criollo es un tesoro
versátil como ninguno,
se luce con el vacuno
y en el corral es un toro,
en cada Freno de Oro
prueba coraje y solvencia
y pa' la Rienda evidencia
que no tiene titubeos,
deja todo en los Rodeos
o en la Marcha 'e Resistencia.
Al caballo nacional,
al caballo del país,
al de histórica matriz,
vieja raza natural,
al criollo sin igual
en todos lados mentado,
hoy le canto con agrado,
con sentimiento profundo,
pa’ contarle a todo el mundo
de nuestro pingo sagrado.
Raza criolla que es fogón,
es abrazo y entrevero,
promoverla es lo primero,
con paciencia, con pasión,
patrimonio y tradición,
a compartir nos convida,
¡que la herencia no se olvida
si se logra transmitir
y hacer común el sentir
de esta causa tan querida!
Caballos Criollos